jueves, 25 de abril de 2013

¿A QUÉ TIENEN MIEDO L@S NIÑ@S?



Suele decirse que cuando de verdad aparecen los miedos infantiles es a partir de los 2 años, porque a esta edad cobran protagonismo la fantasía y la imaginación de los pequeños. Esto no quiere decir que los niños no tengan miedo antes. Con 1 año, la mayoría de sus temores tienen que ver con el miedo a que los dejen solos, y por ello, hay que darles mucha confianza, aunque existen algunos temores muy comunes en esta edad.

¿Cuáles son?

1. Miedo a los juguetes

  • Algunos muñecos pueden provocarles pánico por su tamaño, por su expresión o por sus colores.
  • A muchos niños pequeños los payasos les causan un terror incontrolado. Su maquillaje, sus movimientos, sus voces, sus ropas y sus zapatones  no siempre les divierten.

2. Miedo hacia algunos aparatos comunes

A esta edad todavía no tienen del todo claro qué duele y qué no, ni saben muy bien qué es propiamente su cuerpo. Por eso la tijera puede parecerles un arma terrible y el proceso del corte una feroz amputación.

Y qué decir de máquinas y electrodomésticos! La aspiradora, la batidora, la maquinilla de afeitar y otros ruidosos artefactos son capaces de ponerles los pelos de punta.

3. Miedo a la separación

El temor a la separación es uno de los miedos más característicos de los niños de esta edad. Cuando salgamos de casa, debemos despedirnos del niño aunque llore y le cueste. Así sabrá que puede confiar en nosotros y tendrá la seguridad de saber cuándo estamos en casa y cuándo no. Si nos escapamos a escondidas se sentirá engañado. Jugar al escondite puede ser de gran ayuda, ya que le hace sentir que podemos quedar fuera de su vista sin que por eso desaparezcamos del mapa. Es bueno que se acostumbre a entretenerse solo algunos ratos. Le ayudará vernos aparecer de vez en cuando y oír nuestra voz desde otra habitación. Si tiene la tranquilidad de que estamos cerca y siente que puede contar con nosotros, pronto empezará a explorar el mundo por su cuenta.

4. Miedo a los extraños

El miedo a los extraños es muy típico a esta edad, esta reacción es algo natural y saludable. Hay que darles tiempo y dejar que se acerquen ellos mismos poco a poco, sin forzar la situación. Las gafas, las barbas, los bigotes, las voces fuertes o incluso que mamá se tiña el pelo o papá se deje perilla puede darles un poco de miedo. Dejemos pasar un poco de tiempo y todo volverá a la normalidad.

 
5. Miedo a la oscuridad

Es mejor no dejarle llorando en su habitación con la idea de que ya se le pasará, porque confirmamos su temor al abandono, que es en realidad la base de su miedo. Podemos volver para que compruebe que seguimos ahí, pero tratando de ampliar progresivamente los ratos que es capaz de permanecer solo. La puerta abierta, una luz en el pasillo o un peluche que le acompañe también serán de gran ayuda.

 

¿Qué podemos hacer?

Sin duda, debemos DARLES MUCHOS MIMOS Y COMPRENSIÓN.  A esta edad, las explicaciones para calmar sus miedos no sirven de nada porque todavía no son capaces de comprenderlas bien. Por ejemplo, ante el miedo a las tormentas, podemos explicarle que no pasa nada, que las nubes se están peleando. Podemos inventarnos un cuento muy sencillo sobre el tema en el que todo se resuelva felizmente. Quizás lo entienda a medias, pero nuestra presencia hará el resto. El juego y la risa son armas eficaces para combatir los miedos infantiles.

No hay que forzarlos, tenemos que entender que el miedo es algo natural, sobre todo en los niños. No hay que avergonzarles ni hacerles sentir que sus temores son incorrectos. Debemos consolarles y transmitirles seguridad. Tampoco hay que obligarles a enfrentarse a lo que les asusta. Aunque si con nuestro apoyo y protección se sienten más valientes, hay que animarles. Si el niño no quiere que le coja el rey mago pero se atreve a saludarle desde nuestros brazos, estupendo. No debemos utilizar sus miedos para controlarles. Decirles "como no te portes bien me marcho y te dejo solo", es cualquier cosa menos un buen recurso educativo. Procuraremos no contagiarles nuestros temores. Si nos asustan los perros, sería bueno que el niño estuviese acompañado por otra persona que le inspire seguridad cuando nos encontremos con uno.

En fin… ¿quién no tiene miedo a algo? Os recomendamos que seáis muy comprensivos con el tema y un simple abrazo calmará el miedo.


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